lunes, 7 de junio de 2010

Preciosos tesoros


Cuentan que una vez un hombre caminaba por la playa en una noche de
luna llena y hundido en sus pensamientos repetía para si mismo: “Si
tuviera una casa grande, sería feliz”. “Si tuviera un excelente
trabajo, sería feliz”. “Si tuviera muchas joyas, sería feliz”. “Si
tuviera una hacienda con mucho ganado sería feliz “…

En ese momento tropezo con una bolsita llena de piedras a las que no
dio mayor importancia y empezó a tirar una por una al mar cada vez
que decia: “Sería feliz si tuviera …”

Así lo hizo hasta que quedaba una piedrita en la bolsa, la cual
decidió guardar. Al llegar a su casa se dio
cuenta de que aquella piedrita era un diamante muy valioso y de
todas las cosas que podía haber hecho si no las hubiese tirado al
mar.

Cuantos de nosotros pasamos arrojando nuestros preciosos tesoros por
estar soñando con cosas que pensamos que son lo mejor para nosotros.

Cada uno de nuestros días es un diamante precioso, valioso e
irremplazable. Depende de ti aprovecharlo o lanzarlo al mar del
olvido para nunca más poder recuperarlo. Mira a tu alrededor con
cuidado para que, con descuido, no tires cosas valiosas porque
parezcan insignificantes o porque estás buscando cosas que no son
para ti.

Ser feliz es más sencillo de lo que crees, solamente disfruta de los
pequeños GRANDES obsequios que Dios tiene cada día para ti.

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